lunes, 18 de mayo de 2009

Recuerdos de una vereda

Soy de la opinión de que te conocí demasiado tarde en mi vida, y ahora te has ido de este mundo.

Recuerdo que lo primero que conocí de ti fueron tus poemas, y llegaron a mi en forma de folios sueltos, desparramados y traviesos sobre la vereda, camino hacia mi casa. Alguien los había tirado al viento para que yo los encontrara y me maravillara de aquel día en adelante con tus novelas, tu poesía, tus relatos y cuentos cortos.

Compatriota, viejito tierno, todavía recuerdo el día que te encontré vagando entre los libros de una librebría madrileña. ¡Cómo no reconocerte! Cómo será que paré en seco y mi corazón comenzó a galopar de emoción. Por alguna razón no te quise interrumpir. Por alguna razón sigo pensando que hice lo correcto.

Por alguna razón ya el amor no tendrá el mismo significado, el mismo palpitar. Por alguna razón la tregua ahora te devuelve a la vida, el silencio que dejas será difícil de explicar, maestro de mi camino.

Universal en tantísimos sentidos, fuiste profesor del amor y enemigo de la soledad. Feliz y optimista como ningún uruguayo, alegre hasta que se fue tu Luz.

Desde aquel día que encontré fotocopias de tu obra junto a la calle, fui de la opinión que las cosas que realmente importan se deben decir de la manera más simple y clara posible, y que son aquellas palabras las que suelen calar más hondo, las que se recuerdan con más facilidad, las que llegan a más personas.

Y ahora nos hemos quedado a merced de tantas adversidades. Las oficinas no tienen quién las retrate. Una voz como la de nadie ha decidido callar y nos hemos quedado con los recuerdos no sólo de un gran escritor y grandioso poeta, sino con la ausencia de un verdadero ser-humano que supo poner en palabras simples para que todos pudieramos deleitarnos con ellas, lo que significaba ser parte de este entrañable mundo que es la vida misma.

Adiós montevideano, y gracias por tu luz y tus lecciones de vida, por tu palabra y tu sencillez, por tu insaciable búsqueda por las palabras siempre humildes y exactas, por tu autenticidad y la admiración que provocabas, por tu idioma y tus versos, por tus ganas y tu oficio, por tu vocabulario positivo y tu franqueza, gracias Benedetti por llegar al interior de todos tus lectores que dejas atrás y con esos sentimientos encontrados por esta tu partida.

1 comentario:

Unknown dijo...

"el dolor se dice callando" como dijo anoche el escritor Eduardo Galeano.
Me resulta dificil no decir nada, como les ha costado tb. a todos los medios del mundo callar y no hacer sentir su gran dolor por esta perdida, perdida de presencia fisica, porque sus obras seguiran con nosotros.
Sus poemas seguiran transmitiendo sentimientos sinceros del alma; sencilla manera de expresarlos, inspiracion para tantos.
Es verdad, "el dolor se dice callando" concuerdo con Galeano, tb. soy "enemiga de la inflacion para hablar".
Pero no esta vez...

Que el mundo de las letras y de la literatura universal eche a volar sus letras!!! al igual que esas mismas hojas que tu Trinquete te encontraste algun dia y que tanto te impresionaron y marcaron.

Que las siguientes generaciones conozcan la auntenticidad, el compromiso, la fuerza, y sencillez de sus palabras, capaces de llegar a todos de igual manera.