lunes, 22 de septiembre de 2008

Lo que trae la marea

El señor García, un hombre de cincuenta y tantos años, es hoy un buceador certificado.
No es buzo de profesión, sino diplomático, y específicamente Embajador, máximo representante de su país, esta vez cumpliendo misión diplomática entre las cálidas costas de una isla caribeña donde además disfruta del buceo como pasa tiempo.

Representante de su país de origen en otras naciones del planeta, el diplomático tiene además, cierto conocimiento e interés por las relaciones (políticas, económicas, culturales, mercantiles, etc.) y tratados que mantiene su país, abre nuevos acuerdos, y es actor fundamental de los Ministerios de Asuntos Exteriores con el resto del mundo.

Ahora el señor García no sólo podrá hacerse cargo de lo que ocurre en el país en que se encuentra, aquí sobre la tierra, sino que además podrá apreciar las maravillas de otro mundo. Un mundo acuático, un mundo submarino, donde todo es mucho más silencioso y tranquilo, aunque no por eso menos vertiginoso. Donde las alteraciones, la muerte, los conflictos y la violencia son sólo parte del orden natural de las cosas oceánicas.

Ha nacido un nuevo Jacques Cousteau diplomático que explorará e investigará las profundidades del océano y toda la vida acuática conocida por el ser humano y aquella aún por conocer. Un hombre como nexo entre el mundo marino y el terrestre, que podrá desarrollar labores de “técnico oceanográfico” de aquel maravilloso y colosal continente azul para nosotros los terrícolas con hambre de saber algo más sobre él.

¿Qué relatos y descripciones de las profundidades de los mares nos hará a los que estamos anclados acá a la tierra con aquellos seres más interesados por la conquista del espacio o la lucha por ocupar territorios a costa de vidas humanas?
¿Con qué imágenes volvería a la superficie, ampliando nuestro conocimiento y enriqueciendo nuestros libros de ciencia y vida marina?

Si este gran ser humano se propusiera hacer del buceo algo más que un mero hobby, sería cosa de tiempo antes que el mundo contara con extraordinarias relaciones mar-tierra nunca antes vistas, y fuéramos testigo de algo que Cousteau sólo presenció en sus sueños de un mundo mejor. Ahora, gracias al Embajador García, esas visiones truncadas por el lamentable deceso del buzo francés en 1997 podrían ser una realidad y un aporte a nuestro entendimiento de aquel mundo sin sol.

Tendremos que esperar junto al mar para no perder de vista lo que la marea y/o el señor García nos podrían dejar esta vez.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gordin,
Muy entretenido el comentario sobre mis experiencias submarinas.
Es un mundo nuevo y casi menos explorado que la luna, donde seguramente hay muchas respuestas a la inmensa nacesidad de conocimiento del ser humano. Es una sensacion unica ya que te trasladas en una nueva dimencion a la que se le agrega flotar en todas direcciones. En suma, una experiencia muy enriquecedora.
Besos,
Papo