jueves, 2 de julio de 2009

El tiempo y la espera

Hoy cumplo 46 días cesante. 46 días encerrado en mi casa en mi pequeño estudio, leyendo diarios digitales, escribiendo mails atrasados a amistades olvidadas y enviando mi CV a todo sitio digital que tuviera la brillante idea de incoporar a su página web el botón o link “Trabaja con nosotros”, “Sé parte del equipo” u “Ofertas de empleo”.

46 días sin trabajo. No es mucho, dirán algunos, pero me creo bastante capacitado a estas alturas a conciderarme un experto en el arte de la espera. Sí, esperar es un arte que combina otras subcategorías de arte como son las denominadas paciencia, perseverancia, optimismo, motivación, voluntad, calma y otras por el estilo. Tengo una amiga que ya se refiere a mí como Flema, suponiendo que caigo dentro de la definición de la RAE que define flema como “calma excesiva, impasibilidad”, y no “mucosidad pegajosa que se arroja por la boca, procedente de las vías respiratorias”, que aparece como primera definición de dicha Academia.

Pero volviendo a lo del “arte de la espera”, encuentro que no se le da demasiado importancia a esta categoría, maestría, disciplina o rama. Por ejemplo, ¿por qué no tiene un museo propio? Cuántas cosas de valor artístico se habrán creado y que se pudieran catalogar bajo la rama de Arte de la Espera. No soy un gran conocedor de las artes y sus afinidades y/o movimientos y generaciones, pero ahí está la obra “Esperando a Godot” de Samuel Beckett, por decir lo primero que se me viene a la mente. Dos hombres llamados Vladimir y Estragon que esperan eternamente y en vano junto a un camino a un tal Godot. Tendrá algo que ver también con los “relojes blandos” de La Persistencia de la Memoria de Salvador Dalí, no sé, pero sé que fue Nietzsche quien dijo que la ociosidad es el comienzo de toda psicología.

¿Por qué lo digo? Porque la ociosidad se suele asociar al tener demasiado tiempo libre, y cuando uno tiene mucho de esto uno espera a que algo o alguien le presente algo nuevo o que le rompa la (monotonía de la) espera. Supongo que tendría que diferenciar lo que es tiempo libre de lo que es la espera, reconociendo que el segundo lleva una cierta carga desesperante que no se la adhiero necesariamente a la primera. La espera es un momento o un lapso de tiempo indefinido donde supones que algo (lo quieras o no) va a suceder. Si estoy en una Sala de Espera, esperando ser llamado para ver a mi neuróloga, la (impaciente o como mucho, indiferente) espera produce tiempo libre que me lleva a sacar mi libro de mi bolso y comenzar a leer.

¿Acaso la espera no podría provocar la lectura sin tener que necesariamente atribuirlo a tiempo libre y por lo tanto no adjudicarle erroneamente una carga peyorativa? Supongo que sí. Supongo que trazar la línea donde la espera se diferencia del tiempo libre o dónde y por qué uno es más productivo o lleva un significado más negativo que el otro, es algo que tendré que seguir trabajando.

Mientras tanto espero y espero que llegue una respuesta a los cientos de “Correculos Vitae” que he enviado a los sitios más variopinto. Ya he recibido varias negativas y con ellas aumenta mi desesperación por encontrar algo, cualquier cosa que vuelque mi sensación de estar colgado como la fruta del naranjo que yace grande, erguido y a pecho inflado afuera de la ventana de mi estudio. Colgado como la más grande de las torturas, cuando la psicológica es a veces más dolorosa que la física, la coporal.

El tiempo transcurre de forma pausada, arrastrada y agobiante, mientras todo a tu alrededor sigue su cause natural, a veces demasiado deprisa. Tu tiempo es otro, es diferente al de los demás, es tuyo y de nadie más. Es tuyo para que leas, para que escribas cartas, entradas en tu blog o lo que sea con tal de seguir escribiendo, es tuyo para sentarte en un parque o contemplar la Fuente de Neptuno del Cerro Santa Lucía. Tu tiempo es celosamente tuyo y mientras una voz dentro de ti te recuerda que debes estar concentrado y motivado buscando un contrato, otra vocesita te pide que igual disfrutes de estos momentos que te has (o te han) hecho a un lado de ese gran torbellino laboral.

¿Hasta cuándo? Hasta que el tiempo lo diga. Habrá que seguir esperando hasta entonces. Ya llegará el momento en que te tenga que reincorporar al mundo laboral y no haya más lecturas o palabras escritas junto a la ventana, cerca del naranjo, testigo mudo de tus días de ocio y permamente preocupación por un futuro que a veces parece sombrío, como la opacidad que proyecta aquel enmarañado árbol sobre el patio trasero de tu casa, y que algún día, te repites a ti mismo, tendrá que dejar entrar la luz.

2 comentarios:

Unknown dijo...

leyendote tarde ya en la noche recorde que tenia por ahi algo que lei y guarde.
No se si tiene mucho que ver, tampoco es un comentario a lo tuyo que ahora con este calor no me permite pensar.

LA FE....Antesala de la Espera - Rodericus

Lo propio de la fe es saber esperar, es decir, no dejar de aguardar, aunque el presente sea el de la incertidumbre y, por cierto, el de la duda. Por tanto, conservar la esperanza es la única manera de anticipar la salvación, de percibir una realidad fundamental; cual es que estar de paso en la vida no significa que el puro presente sea nuestra realidad más exclusiva. Somos en el presente, pero seremos, de acuerdo con lo que verdaderamente esperamos, fuera del tiempo, más allá de éste.

La fe, que no es más que ir al encuentro de lo que todavía no vemos, se fortalece a sí misma en la retención de la posibilidad, o sea, en poseer presagiando, como si ya fuera nuestro aquello que aún no es, pero que se quiere que sea.

Este afán de persistir se relaciona íntimamente con el deseo, pues en el creer hay implícito un anhelo de que lo aguardado sea realmente así. En la esperanza se asume como cierto lo incierto, o se experimenta en el corazón que la semilla recién plantada ya es árbol, y que el ladrillo es ya un muro. La fe es una antesala de un acontecimiento del que, en algunos momentos, hay fulgores que adelantan la luz en la que seguiremos siendo para siempre.

RODERICUS

un beso grande....

Unknown dijo...

te leo por segunda y tercera vez....mis posiciones de lectora cambian a su vez tb. pasando de un estado al otro sin darme ni cuenta....empezando inevitablemente por lo que soy: la mama. (objetividad nula)
Luego por lo que he hecho muchas veces, tu correctora, palabra por palabra...
Despues ya entrando mas en lo que escribes y saboreando como una lectora cualquiera....

me gusta lo que escribes y como lo haces; me gusta tb. saber que tengas el tiempo para hacer lo que te gusta, que es esto.

no estoy pensando en nada mas, solo recordando las tantas veces que conversamos juntos tus intereses y viendo el desarrollo de tus habilidades con el tiempo.

No se si seran los años que me hacen pensar asi...pero sin caer en el conformismo pienso en "positivo". Cada vez mas cierta de que cada cosa tiene su razon y su propio tiempo.

Este es TU tiempo y LA espera que te tocaba para seguir a lo que llegaras despues; seguramente que otra fascinante etapa en la que miraras como sin darte cuenta, se te ordenaran nuevamente todas tus rutinas y actividades.
Siempre para mejor....