jueves, 31 de julio de 2008

es-TATTOO-ra

Una conocida mía que viene de fuera de Chile, está convencida que en este país, más que en cualquier otro lugar que ella haya estado, habita un gran número de enanos.

Dice verlos por todas partes, cada vez que sale de su casa. Según ella, Santiago es una gran comarca de gente pequeña, de seres antropomorfos que, como toda gente normal, se levanta por las mañanas y va al colegio, al trabajo, cuida la casa, toma el metro, vive entre nosotros, ve la misma basura en la tele, etc.

Y yo me pregunto: será que alguna vez todos los chilenos fuimos enanos y la gran mayoría fue “evolucionando” hasta alcanzar la media de estatura que nuestra población suele alcanzar hoy?

A lo mejor tanto enano se deba a que todo un grupo de ellos provino de un espectáculo circense del extranjero que finalmente se radicó acá en Chile al encontrar que los chilenos poseían una altura no necesariamente mayor a la de ellos, y que finalmente podrían integrarse a una sociedad que no los señalaría con el dedo o los discriminaría ya que se encontrarían prácticamente entre sus iguales y en similares condiciones métricas con los locales.

Tampoco podría descartar que se tratara de algún experimento retorcido llevado a cabo por científicos chilenos que engañaran a personas para someterlos a “tratamientos de perfección”, cuando lo que hacen de verdad es introducirlos en una cápsula que los encoje hasta alcanzar una altura diminuta. Las consecuencias que esto podría arrastrar algún día sería que se desatara una verdadera Rebelión de Enanos que se podría alzar en armas y comenzar a disparar y matar sin discreción.

Enanos con ropa de guerra marca HoshKosh B’Gosh, o de camuflaje, con el leve inconveniente de llevar estampada la imagen de Winnie de Pooh, Barney o los Teletubbies. Montarían autos o motos eléctricas y perros con pequeñas monturas. Nada intimidante. Sus armas serían prácticamente invento e ingenio de ellos, ya que sus manos pequeñas dificultan el manejo de armas de fuego. ¿Qué tan realizable sería ajustar un coche de guagua y convertirlo en un monstruoso tanque creado para destruir todo a su paso? Malditos enanos, tendrían un fuerte en cada parque con juegos infantiles.

No sé, no veo muy exitoso un levantamiento o alzamiento (dos acciones muy oportunas cuando se está hablando justamente de gente pequeña) de este tipo.

Ahora esta conocida no es particularmente alta tampoco, y cuando me hizo esta observación no lo hizo con tono burlesco, ni siquiera cuando agregó que se había dado cuenta de que existía en Chile además de los enanos, un subgénero completamente ignorado, y que ella había bautizado como El Enano Intermedio. Un fenómeno que se repite mucho entre la población chilena y que consiste en no ser enano, pero sí ser tan bajo como para hacerte dudar si verdaderamente es. Después de todo el enanismo esconde unos atributos indiscutibles, características que no comparte con el Enano Intermedio, pero que sí se asemeja con ellos en una particularidad: la altura.

Lo cierto es que el Enano Intermedio sí abunda entre la gente chilena. A lo mejor pasa más desapercibido, pero está ahí. Es casi un asunto de raza. Hobbits latinoamericanos con los que compartes trabajo, micro, cola para el banco, incluso genes, ya que perfectamente podrías tener Enanos Intermedios entre tus parientes.

Yo sin ir más lejos hago memoria, y no me demoro demasiado en identificar unos cuantos Enanos Intermedios entre mis familiares.

¿Y tú, eres enano o Enano Intermedio?

2 comentarios:

andrept77 dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Creo que soy una enana intermedia - y sí, sí soy parte de tu familia...